Dentro de las muchas revoluciones que se suceden en el mundo online actual (aproximadamente una cada cinco minutos, aunque habría que saber cuántas de ellas permanecerán en el tiempo), una ha pasado de puntillas, pero ha supuesto un avance para aquellos que tenemos que lidiar con datos de Internet cada día y no es otra que el fenómeno de la trazabilidad de los datos estadísticos que nos ofrece el mundo online. Este término (todavía no reconocido por la RAE, todo sea dicho), se define como la serie de procedimientos que nos permiten conocer la trayectoria de algo desde su origen hasta que llega a nuestras manos. Este concepto, pensando en un principio para la producción en cadena, se adapta también a cómo se organiza la información en el ecosistema online actual, pudiendo ser rastreada desde que se produce hasta que se multiplica y expande por al red.

De acuerdo, ya está claro el concepto, ¿Pero cuál es la utilidad de esta trazabilidad? Pues primero hace más ‘tangibles’ los datos, a todos aquellos que les sonaba a chino expresiones como ‘usuarios únicos’ o ‘porcentajes de rebote’ podrán entenderlos más fácilmente. Al mismo tiempo, servirá para que otros tengan más referencias a la hora de resolver la eterna duda de si es bueno que hablen sobre tu marca… aunque sea bien.

Si nos ponemos en piel de los profesionales del sector, la trazabilidad nos da alas, dejando a nuestro alcance una cantidad enorme de herramientas para medición, análisis y monitorización que nos permite rastrear datos, ponerlos en relación y establecer dónde, cuándo y el porqué se originan, es decir, cual Dr. Frankenstein damos vida al frío dato cuantitativo y lo convertirnos en otro más cualitativo que trasciende de su propia naturaleza. Y todo esto surge porque ahora más que nunca el usuario de internet genera más contenido de una manera más rápida y viral, así que encontrar, medir y tomar en consideración dicho contenido se vuelve casi imprescindible. Resumiendo: todo es trazable, deja un rastro y unas pistas por el camino, sólo hay que saber seguirlas.

Si hablamos en términos más prácticos, el tener la capacidad de analizar todo lo que un usuario genera nos permite, por ejemplo, poner en relación las rutas de navegación que sigue un usuario por tu web con el lugar donde tuvieras ubicada tu hipotética tienda online, al mismo tiempo que se compara con el número de ventas que obtienes por esa vía. Con esos datos en cadena puedes hacerte la gran pregunta: “¿Estoy haciendo bien las cosas de cara al usuario?” con toda la información a tu disposición.

No sólo eso, sino que también se puede obtener pautas de comportamiento de los usuarios que hablan sobre tu marca a través de foros, blogs o redes sociales, midiendo sus reacciones, la importancia de las mismas y su nivel de influencia en la comunidad. Es decir, se puede conocer con mucha exactitud su ‘perfil opinante’ o grado de relevancia de un usuario sobre un canal y valorar en su justa medida por qué se expresa como lo hace. De hecho, se sabe que Microsoft tomó muy buena nota de lo que opinaban según qué usuarios en según qué foros sobre cómo les gustaría que fuera el Windows 7 que hoy ya utilizamos.

Como decimos, las opciones de búsqueda, medición y análisis están creciendo de manera exponencial, tanto que el verdadero valor de todo esto es encontrar las que mejor pueden servir para tu empresa entre todas ellas y, más importante, contar con la experiencia de quien pueda hacerlo correctamente. Eso sí, una cosa es segura: más que lo se dice de nosotros en un foro o red social, importan mucho más las relaciones que se puedan establecer con esos datos. De alguna manera, Internet ha conseguido humanizar la estadística o quizás robotizarnos a nosotros, esa es la gran incógnita, pero solucionarla, como decía el camarero de Irma La Dulce… лидов рфdmoz org добавить каталог сайтнижнего





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